¿Por qué encantan los ultraprocesados?


¿Cuáles son los alimentos ultraprocesados?


Los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de los alimentos o sintetizadas de otras fuentes orgánicas. 


La mayoría de estos productos contiene pocos alimentos enteros o ninguno. Vienen listos para consumirse o para recalentar o reconstituir, y requieren poca o ninguna preparación culinaria. 


Muchos de los ingredientes utilizados en la mayor parte de los alimentos ultraprocesados son aditivos como aglutinantes, cohesionantes, colorantes, edulcorantes, emulsificantes, espesantes, espumantes, estabilizadores, aromatizantes, saborizantes, conservantes y solventes. A menudo, se les da mayor volumen con aire o agua y se les pueden agregar micronutrientes sintéticos para “fortificarlos”. 


Estos alimentos están nutricionalmente desequilibrados. Tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas, en comparación con los productos, platos y comidas sin procesar o mínimamente procesados. 


Algunos ejemplos de alimentos ultraprocesados son chocolates, golosinas, galletitas, helados, snacks, bebidas gaseosas o energizantes, bebidas azucaradas a base de leche, formitas de papa u otros vegetales, bocadillos de pollo congelados, pizzas y empanadas congeladas, comidas rápidas, como pizzas, lomitos y hamburguesas.


Los alimentos ultraprocesados pueden ser tan adictivos y dañinos como el cigarrillo


Una amplia investigación encontró que productos como las papas fritas, las galletitas y las bebidas azucaradas generan en el organismo una respuesta similar a la adicción al tabaco. 


A esta conclusión se llegó utilizando los criterios del análisis que, en 1988, establecieron que el tabaco era adictivo, y se descubrió que los alimentos excesivamente procesados pueden generar una dependencia de niveles similares.


El estudio se enmarca en la preocupación que vienen mostrando los expertos del área de la salud respecto de las dietas poco saludables que se caracterizan por consistir en alimentos cargados de carbohidratos refinados y grasas añadidas.


En una investigación que se desarrolló en Argentina por Macarena Fernández, investigadora del Instituto de Investigaciones Psicológicas (Iipsi) dependiente de UNC y Conicet, encontraron que quienes tenían mayores niveles de estrés y depresión tendían a consumir alimentos ultraprocesados para afrontar esta emocionalidad negativa. Ese mecanismo sostenido en el tiempo es lo que podría facilitar el desarrollo de síntomas de adicción a los alimentos. Por lo tanto, aumenta la posibilidad de derivar en un caso de obesidad.


Detrás de la obesidad hay múltiples causas, más allá de la adicción a los alimentos. Está última, aumenta la posibilidad de aumentar de peso en aquellas personas que la padecen.


No obstante, la industria de los alimentos también hace un importante aporte para que las personas desarrollen un consumo problemático de alimentos ultraprocesados e hipersabrosos que son adictivos, ellos buscan aumentar sus ventas. 


Estos alimentos –al igual que el alcohol y el tabaco–, activan regiones del cerebro que regulan la recompensa, la emoción y la motivación. Además, por su composición nutricional no encienden las señales de saciedad que se logra con, por ejemplo, frutas, verduras y legumbres. Pero, con los ultraprocesados la persona que los consume nunca siente estar llena, aunque siga sumando calorías.


La aparición de los alimentos ultraprocesados cambió nuestros hábitos. Se empezó a reemplazar la comida en casa por comer afuera, la comida casera y los alimentos frescos por estos productos. 


Es decisión de cada uno elegir qué comer, y eso inicia en la lista de compras que debe incluir alimentos no procesados. Cuando se va al mercado hay que respetar esa lista y armarse de valor cuando se pasa frente a los ultraprocesados. 


Pero además, hay que ayudar a quitarle el estigma a las personas que se sienten fuera de control con las comidas, hay que acompañarlos, estimularlos a consultar con un profesional de la salud. Y también, llamar la atención sobre el papel que está cumpliendo la industria alimentaria con la creación de productos que están diseñados para generar adicción.


Fuente consultada


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