Preservativo vaginal, cómo se usa

 


Cómo se usa?

Antes de abrirlo, revisá que el envase no esté roto o dañado y verificá la fecha de vencimiento. Sin abrirlo, frotá el paquete entre las manos limpias, para esparcir el lubricante en el interior. Abrilo empezando desde la flecha o ranura situada en el borde (no utilices tijeras ni dientes) y sacá el preservativo.

  1. Para colocar el preservativo vaginal, encontrá una posición que te resulte cómoda.

  2. Agarrá el anillo interno (extremo cerrado) entre el pulgar y el índice. Luego, apretalo por los lados hasta que se junten y formen una punta.

  3. Separá los labios externos de la vulva y usá la punta formada por la unión de los lados para empujar el PV hacia adentro.

  4. Deslizá los dedos dentro del preservativo y empujá el anillo interior, que ya está dentro de la vagina, hasta donde sea posible.

  5. El preservativo vaginal tiene que ajustarse a la pared de la vagina sin retorcerse. Sostené el anillo exterior al inicio de la penetración.

  6. Para retirar el PV agarrá el anillo exterior y giralo para extraerlo.

  7. El anillo externo, permanecerá fuera del cuerpo y cubrirá parcialmente la vulva, brindando protección adicional.

  8. Si sos una persona con discapacidad motora, elegís este método y tenés cierta dificultad para su colocación, podés recurrir a la asistencia de otra persona para posibilitar su uso

  9. Recordá usar un nuevo preservativo vaginal en cada práctica sexual, sea con la misma persona o con otras.


Fuente consultada
Portal Oficial del Estado Argentino, Preguntas frecuentes sobre el preservativo vaginal, disponible en 

Preservativo peneano: como usarlo

Paso 1. Controlar la fecha de vencimiento.

Paso 2. Prueba de aire. Comprimiendo con suavidad el envase entre los dedos índice y pulgar constatar que no pierde aire. Transpórtalos en su paquete y no los expongas al calor o la humedad. No lo lleves en el bolsillo , billetera o guantera.

Paso 3. Abre el sobre con cuidado con las manos, no utilices elementos cortantes o los dientes. Tener cuidado también con las uñas al manipularlo y no dañarlo con objetos punzantes (anillos, llaves).

Paso 4. Desenrolla el condón un poco para encontrar cual es el sentido correcto. Colocarlo sobre el pene erecto. Si lo apoyaste en tu pene y equivocaste el lado , descártalo.

Paso 5: Antes de ponerlo aprieta la punta del condón para que no quede aire con dos dedos de una mano y con la otra mano correrlo hasta la base del pene. Allí se alojara el semen.

Paso 6. Usarlo durante toda la relación sexual. Si se resbala o se rasga deberías retirarte, lavarte y reemplazarlo por otro condón.

Paso 7. Luego de la eyaculación y mientras el pene esta erecto toma el condón en la base y saca el pene para que el semen no se derrame o no perderlo dentro de la vagina u órgano receptor.

Paso 8. Retira el condón y envuélvelo en papel. Ponlo en tacho de basura. Nunca lo tires por el inodoro.

Paso 9. No utilices vaselina , crema de manos o aceite que estropean el profiláctico y aumenta la porosidad del látex. Usar el lubricante específico del preservativo o agua.

Paso 10No utilizar nunca dos veces el mismo preservativo. No utilices dos condones juntos. Se frotarán uno con otro y se incrementará la fricción lo que hará más probable la ruptura. No utilizar al mismo tiempo un condón masculino y otro femenino. Usar siempre preservativo, en todas las relaciones sexuales. Usarlo y descartarlo luego de cada acto sexual.
El uso del preservativo previene las enfermedades de transmisión genital y el embarazo no deseado en un 92 o 98 %, si es usado correctamente.






ITS

 Infecciones de transmisión sexual

https://www.argentina.gob.ar/salud/vih-its/its

Son infecciones frente a las que cualquier persona puede estar expuesta.

Es importante saber que no generan inmunidad una vez contraídas, por lo cual una persona puede adquirir reiteradas veces una misma infección.

Las infecciones de transmisión sexual pueden prevenirse usando preservativo. Todas tienen tratamiento.

¿Cómo se transmiten?

Las ITS se transmiten a través de tres vías:

  • VÍA SEXUAL: por relaciones sexuales sin uso de preservativo, a través del contacto con semen, líquido preeyaculatorio, fluidos vaginales, sangre.

  • VÍA SANGUÍNEA: por contacto con sangre o por compartir elementos cortopunzantes.

  • VÍA PERINATAL: por los fluidos presentes en el proceso de gestación, durante el parto o por la lactancia.

¿Las ITS tienen síntomas?

No todas las ITS presentan síntomas, molestias o heridas visibles.

Algunas de ellas son fácilmente curables, si se detectan y se tratan a tiempo. De ésta manera se evitan consecuencias graves para la salud.

Los síntomas más frecuentes de las ITS son:
  • Secreciones: Expulsión de sustancia y/o pus por un proceso infeccioso.

    • Por el pene: color verde, amarillo o blanco.
    • Flujo vaginal: color verde, amarillo o blanco o grumoso y/o con mal olor.
    • Secreción anal: color verde, amarillo o blanco.
  • Heridas o llagas: pueden ser dolorosas o indoloras.

    • En el pene, en el escroto (sobre los testículos) o cerca de estas zonas.
    • Alrededor de la vulva.
    • En el ano.
  • Verrugas:

    • En el pene, en el escroto o cerca de estas zonas.
    • En los labios, en la vagina, o cerca de esta zona.
    • En el ano o cerca de esta zona.
  • Ardor al orinar

  • Dolor en la parte inferior abdominal.

  • Picazón en los genitales externos

Infecciones de transmisión sexual:










Armar un afiche informativo 




Materiales para la Jornada ESI

 

Consigna: 

Se invitará al participante a repensar acerca de las tareas de cuidado a partir de los siguientes videos y las preguntas a continuación:.





I. ¿A qué se llama “tareas de cuidado”? Enumera todas aquellas que conozcas.

II. ¿Quién o quiénes suelen realizarlas en tu casa? ¿Participas en alguna? ¿En cuál/es?

III. ¿Cuánto tiempo crees que suele destinarse a esas tareas? ¿Qué grupo destina más horas? 

IV. ¿Alguna vez tuviste que dejar de hacer algo, como verte con amigos o amigas o ir a jugar al fútbol porque tenías que hacerte cargo de tareas de cuidado?

V. ¿Sabés a qué hace referencia el término “carga mental”?


I. ¿Cuáles son los privilegios, roles y estereotipos que se presentan en el video?

II. ¿A qué refiere el concepto de techo de cristal?

III. ¿De qué manera se podrían modificar las leyes para generar cambios que impacten en la realidad social?


Consigna: 

Se les propondrá leer las siguientes historias incompletas y que escriban sintéticamente posibles desenlaces. 

1) Un grupo de amigos estaba en un partido de fútbol. Todos jugaban en el mismo equipo. La pelea comenzó cuando un rival...

2) Un grupo de amigos salió a bailar. Juan se encontraba tomando un trago cuando se le acercó otro joven y lo invitó a bailar. El problema comenzó cuando un amigo…

3) Mario y Carlos discutieron durante el recreo entre clases por culpa de un trabajo práctico para la escuela. Mario le dijo que lo iba a esperar afuera para “resolver el problema”. A la salida de la escuela…

4) Un grupo de amigos salió a bailar. Uno de ellos, Francisco, vio que un joven estaba mirando a su novia. La pelea comenzó cuando Francisco…

5) video 


Luego, respondemos las siguientes preguntas:

I. ¿Por qué creés que los jóvenes reaccionaron así y no de otra forma? 

II. ¿Qué consecuencias trae resolver así los conflictos? 

III. ¿Se encuentra el “Honor” en juego en cada una de estas historias? 

IV. ¿Qué es lo que se defiende en estas situaciones? 

V. ¿Creés que podría haber otras soluciones a estos conflictos, que se podrían haber encarado de otra manera? 

Se pedirá que escriban una definición de estereotipos para luego ahondar en ella.


Marco teórico 

Cuadernillo para reflexionar sobre la construcción de las masculinidades leer las pag. 8-13


¿Desde dónde partimos?

La dicotomía creada por la estructura o ideología patriarcal construye las diferencias entre hombres y mujeres de manera tal que la inferioridad de las mujeres es entendida como biológicamente inherente o natural. Así, se les asignan a las mujeres roles, comportamientos y características de menor prestigio. Mientras que de los hombres se espera que sean fuertes, agresivos y racionales, de las mujeres se espera todo lo contrario: que sean dulces, emocionales, pasivas, hogareñas. Además, deben desarrollar el rol de madre y esposa con actitudes de cuidado, presencia y entrega absoluta. 

Es decir, el espacio público es pensado como exclusivo de los hombres y es el espacio privado o doméstico el que está destinado a las mujeres. La sociedad jerarquiza lo masculino por sobre lo femenino, lo que provoca una distribución desigual de poder, desfavorable para las mujeres.

Podemos afirmar que el patriarcado no sólo establece relaciones de desigualdad entre varones y mujeres. Como sistema que impone jerarquías entre las personas, básicamente según el género al que pertenezcan, el patriarcado extiende también sus relaciones de poder hacia otras identidades y corporalidades.

El patriarcado define a un sujeto hegemónico (varón, blanco, heterosexual, sin discapacidad) y cuanto más nos “alejamos” de tales características, más bajo en la jerarquía social nos coloca. 

Cuando no respondemos a lo que se espera de nosotras/os y nos corremos de la “norma social” del estereotipo de género en el que deberíamos encajar, el sistema patriarcal busca aleccionarnos, disciplinarnos, usando incluso la violencia física.

Existen ciertas reglas jurídicas, sociales y culturales que establecen categorías rígidas de masculino/hombre y femenino/mujer que son excluyentes de personas que no se identifican en ellas, como las personas trans y/o intersex. Así como también, la noción de la heterosexualidad impuesta como norma, que establece una especie de jerarquía sexual. A esto lo llamamos, “binarismo de género” y “heteronormatividad”.


¿Por qué es importante hablar de la construcción social del patriarcado?


Consideramos que trabajar los roles y estereotipos patriarcales que cimentan nuestra sociedad es de vital importancia para poder abordar la temática de la violencia de género o machista de manera integral. 

Las raíces de la violencia de género se encuentran en los diferentes roles y comportamientos asignados social y culturalmente a las personas según el género al que pertenezcan como vimos en el apartado anterior. Más adelante veremos que la violencia es, en muchos casos, una consecuencia de la creencia según la cual los hombres tienen “derecho a ciertos privilegios”. Las costumbres sociales, tales como, alentar la conducta agresiva y reprimir la expresión de las emociones (por considerarse una cualidad “femenina”), asumir riesgos a cualquier costo, por ejemplo, terminan “autorizando” el uso de la violencia y convalidando a los varones en una posición dominante en relación con las mujeres y otras identidades.


¿A qué nos referimos cuando hablamos de masculinidades?


El concepto de masculinidad(es) se refiere a los modos en que los hombres son socializados y a los discursos y prácticas que se asocian con las diferentes formas de “ser hombre”. Como hemos mencionado anteriormente, si bien existen múltiples maneras de ser hombre, nuestra cultura occidental aún promueve un modelo de género que le otorga mayor valoración a lo masculino por sobre lo femenino, promoviendo en los hombres ciertos comportamientos como la competitividad, la demostración de virilidad, la búsqueda del riesgo y el uso de la violencia en determinadas circunstancias.

Se ha llamado a este modelo de masculinidad como Masculinidad Hegemónica. Desde este modelo de masculinidad para que un hombre sea considerado como tal debe detentar características como ser activo, fuerte, no expresar sus emociones, no demostrar miedo, ser jefe de hogar y proveedor, responsable y autónomo, entre otras. Asimismo, dentro de los mandatos de la masculinidad hegemónica, el autocuidado y la valoración del cuerpo en el plano de la salud es escaso ya que se asocia a vulnerabilidad, y por tanto, aparece como un valor femenino. Una de las características vitales de la masculinidad hegemónica es la heterosexualidad. Así, en el marco de la sexualidad, el modelo ordena al varón a desear, conquistar y poseer mujeres. Esta prescripción de heterosexualidad es obligatoria al tiempo que implica la estigmatización y discriminación de todos aquellos hombres que no cumplan con dicho mandato. Esta exclusión afecta a aquellos hombres cuya orientación sexual no sea la heterosexual, siendo “feminizados” como si de una operación despectiva se tratase: pasan a ser expulsados de manera simbólica y práctica de la identidad masculina.

El sistema patriarcal coordina una serie de relaciones intragénero entre los distintos tipos de masculinidades, basadas en el lugar que los hombres ocupan en la estructura social, en conjunto con la valoración que se le otorga a ciertas cualidades tenidas en cuenta como viriles en la sociedad actual. Este dinamismo de interacciones hacia el interior de las masculinidades determina alianzas, complicidades, subordinación y dominación al interior del género masculino. De esta manera, mientras vemos que nuestra sociedad le da una relevancia jerárquica a la masculinidad hegemónica, dominante, también nos encontramos con que hay otras masculinidades subordinadas a ésta. Por ejemplo, los hombres gays, bisexuales o trans suelen ser discriminados por sus congéneres a partir de una lógica desde el homotransodio que los considera “femeninos” (lo que equivaldría a una categoría de hombre inferior). Esta lógica discriminatoria generalmente se plasma en procesos materiales que restringen, a quienes no responden a los estándares de la masculinidad hegemónica, en el acceso a ciertos empleos o jerarquías en sus ocupaciones.


Los mandatos de masculinidad


La imagen del hombre ha estado fuertemente asociada a la del patriarca, en tanto figura que detenta 

un poder en oposición al hombre que es dependiente y dominado por otros. Este símbolo de poder se reafirma en el machismo con el ejercicio de la virilidad y de control sobre cualquier otra identidad, en general y sobre las mujeres, en particular. 

Los mandatos de masculinidad de nuestra sociedad inducen a los hombres a:

• Exponerse a sí mismos y a otros/as a conductas violentas;

• Tener mayor independencia económica; 

• Ser agresivos y competitivos;

• Separarse de lo doméstico, como forma de distanciarse de lo femenino.12

Estos mandatos son internalizados en el varón a través de una serie de mecanismos de socialización que veremos a continuación.


Mecanismos de socialización


Distintos son los mecanismos a través de los cuales los hombres jóvenes son socializados en el 

conjunto de mandatos que conforman la estructura de la masculinidad hegemónica y por ende en el 

ejercicio de la violencia en que desemboca el cumplimiento de esos mandatos. 

A continuación, se presentan algunos ejemplos:

• Por medio de la reproducción de modelos de vinculación familiares donde prevalece la violencia;

• Según los juegos y juguetes que se les ofrecen y los que se les niegan, se incentiva el desarrollo de algunas actitudes y se reprimen otras;

• Al pertenecer a grupos de pares donde se motiva el uso de la fuerza y el menosprecio por mujeres y personas LGBTI;

• Ser criado en contextos donde la provisión del hogar está en manos exclusivamente de varones;

• Aprender que para ser un “hombre de verdad” es necesario tener actitudes hostiles y reprimir las emociones;

• Demostración constante de virilidad hacia el interior de grupos de pertenencia;

• Al ser testigos de las múltiples formas de violencia social, institucional y estatal para resolver conflictos humanos.

Es común que a los hombres jóvenes se les enseñe que es correcto expresar su rabia agrediendo a otras/otros. Las agresiones se justifican como reacción común o inevitable ante una amenaza, como una conducta aceptable e incontrolable. Sin embargo, no se les enseña a expresar libremente emociones tales como el amor, el erotismo, la tristeza, la pena, la impotencia, el miedo y la culpa, ni a contar con herramientas para resolver conflictos de manera pacífica. Hay también otros espacios donde los niños y hombres jóvenes son socializados para comportarse violentamente, entre otros, en el ámbito escolar. Familias y docentes frecuentemente catalogan como problemáticos a niños y adolescentes que presentan estas conductas.y actúan de forma autoritaria con ellos.


La complicidad masculina


Como podemos ver, para que esta socialización sea efectiva hace falta contar con un elemento imprescindible: la complicidad masculina. Durante el proceso de socialización y luego, durante el resto de la vida, los varones reafirman su pertenencia a la masculinidad hegemónica a través de la reproducción de los mandatos bajo la forma de actos, actitudes, creencias, etc., todas acciones dirigidas a ese varón imaginario que se le enseñó que debe representar. Ese tipo de accionar se convierte automáticamente en complicidad con el modelo hegemónico, puesto que lo perpetúa en el tiempo. 

Tomemos como ejemplo al mal llamado “piropo” en la calle (y en cualquier lugar)13 de un hombre a una mujer: lo que tiene la apariencia de ser un acto dirigido a una mujer, en realidad es un mensaje de reafirmación a esa imagen de varón idealizada por la educación patriarcal. Lo mismo puede encontrarse en los grupos de whatsapp integrados enteramente por varones, donde tarde o temprano suelen aparecer mensajes machistas para referirse despectivamente hacia mujeres, lesbianas, bisexuales, no binaries o incluso a otros varones del grupo a los que se busca aleccionar por alguna “afrenta” a la masculinidad grupal. Presenciar esa situación y no condenarla, guardando silencio, también es una forma de complicidad, ya que no permite poner en juego la posibilidad de otra(s) masculinidad(es) que no necesiten oprimir para vincularse. 

La mayoría de los hombres no responden al tipo ideal de la masculinidad hegemónica. Sin embargo, colaboran en su continuidad debido a que el sistema de dominación patriarcal les ofrece ciertos beneficios por el hecho de ser hombres, o simplemente por el temor a ser excluidos del grupo de pares (algo muy presente entre adolescentes).